25 de julio de 2008

12 de Mayo Día de la Enfermería

Es tiempo de reivindicar esta profesión olvidada por muchos.

Ser enfermera es declararse "Novia del sufrimiento"; pero no para amarle como tal, sino en quien lo padece.
Es envolver cada tragedia humana en el brilante celofán de la propia delicadeza, sensibilidad, abnegación y paciencia para que el enfermo si posible fuera, lejos de lamentar su situación se juzgase dichoso de estar en tal estado.
Ser enfermera es medir la valía personal igual que los pilotos; por "sus horas de vuelo". De vuelo a lo largo de pasillos sin fin cruzados de puntillas. De vuelo sobre noches en completa vigilia. Sobrevolando miserias y dolores. Siendo azafata de una tripulación que ansía más que ninguna otra, un pronto y feliz aterrizaje.
Ser enfermera es ser intérprete de la más bella sinfonía dedicada al valor de la mujer. Es recordar el terrible sexo fuerte de los hombres que, cuando alguien viene y se marcha de este mundo, suelen ser siempre unas manos femeninas, de enfermera, quienes regalan la primera caricia de llegada o quienes limpian el último sudor de la salida.

Ser enfermera es todo eso.

Anónimo. Ser Enfermera. Ed. Monte Carmelo. Burgos, 1973


La Legislatura de la ciudad de Buenos Aires declaró al 12 de mayo como el Día de la Enfermería, en consonancia con la conmemoración internacional. En esa fecha se recuerda el nacimiento de Florence Nightingale, una mujer que nació en Italia y se crió en Inglaterra, que asistió a los soldados heridos durante la guerra de Crimea a mediados del siglo XIX y que es considerada la madre de la enfermería moderna. En 1860, fundó la Escuela y Hogar para Enfermeras Nightingale en el Hospital St. Thomas de Londres. A partir de la creación de esa escuela, la enfermería fue considerada una profesión médica con un elevado grado de formación y responsabilidad.

Florence se rebeló contra los prejuicios de su época y contra su destino de mujer que debía permanecer en el hogar y escogió la profesión de enfermera, que hasta ese momento estaba desprestigiada y se reservaba a los pobres. En 1853, tras una recomendación del secretario de Guerra Sidney Herbert, pasó a ser superintendente gracias a ciertos trabajitos que realizó en contra de sus inclinaciones a determinados cargos dentro del Institute for the Care of Sick Gentlewomen. Su mayor éxito fue su participación en la guerra de Crimea. Un informe suyo acerca de las condiciones de vida de los soldados heridos impulsó a Herbert a enviar allí a Nightingale. El 21 de octubre de 1854 Florence Nightingale y un batallón formado por 38 enfermeras voluntarias fue enviado a Crimea. En Scutari (hoy Uskudar), Nightingale y sus compañeras de trabajo reformaron y limpiaron el hospital, a pesar de la reacción de doctores y oficiales, e hicieron caer la tasa de mortalidad desde el 40% al 2%. Allí, Florence Nightingale contrajo la brucelosis.

Regreso a Inglaterra
Su regreso triunfal a Inglaterra se produjo el 7 de agosto de 1857. Dedicó el resto de su vida a promover su profesión. Fundó una escuela de enfermeras que lleva su nombre. Durante la guerra de Secesión en 1861 fue llamada por el gobierno de la Unión para que organizara sus hospitales de campaña. También fue una experta estadística y una pionera de la epidemiología. Inventó los gráficos de sectores o histogramas para exponer los resultados de sus reformas. En 1858, Florence Nightingale fue la primera mujer miembro de la Statistical Society. En 1859 publica "Notas sobre hospitales" y, más tarde, "Notas sobre enfermería", dedicada a las amas de casa. En 1860 crea la primera escuela de enfermería en el Hospital de Sto Tomás con 15 alumnos. En 1883, la reina Victoria le otorgó la Royal Red Cross y, en 1907, fue la primera mujer condecorada con la Order of Merit.


En Argentina una profesión insalubre y mal remunerada.

Nos Faltan Enfermeras

“Si hay un ámbito donde se violan los derechos humanos es en la enfermería”, afirma la licenciada María Teresa Ricci, directora de la carrera de Enfermería de la Universidad Maimónides. “Cada vez se forman menos porque la profesión no ofrece una salida laboral atractiva y está desprestigiada”, señala.

Y las estadísticas le dan la razón: tan sólo 1.000 licenciados en enfermería egresan por año de todas las universidades del país, mientras que alrededor de 5.000 médicos se suman anualmente al mercado de trabajo. En la Argentina hay un médico cada 210 habitantes y un enfermero cada 482. “Somos el segundo país con más médicos por habitante, detrás de Italia. Tenemos más de 170 mil profesionales matriculados, pero carecemos de la cantidad necesaria de enfermeras”, explicó Marcelo Mastrángelo titular de la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI).

Desde el Ministerio de Salud indicaron que hay sólo 83 mil enfermeros en todo el país y, según distintos especialistas, sería necesario como mínimo triplicar esa cantidad para hacer frente a las necesidades del sistema de salud. “Se concursan el doble de los cargos médicos que se necesitan y sólo el 38% de las enfermeras requeridas”, detalló Mastrángelo. Mientras los organismos internacionales sugieren que debería haber tres enfermeras por cada médico, en el país la relación es casi inversa, con más de dos médicos por enfermera. “Esto se agrava si se considera que el promedio de edad en el sector de enfermería es de 57 años, por lo que en los próximos cinco años se jubilará el 30% del plantel”, indicó Gasco. “Nadie niega la importancia del médico en la atención de la salud, porque es el encargado de curar a los pacientes, pero nosotras somos las que estamos todo el tiempo al lado de los enfermos, las que les damos la medicación y los asistimos en el dolor, por eso queremos que se nos revalorice como profesionales”, finalizó Ricci.

“El mejor regalo en nuestro día sería el nombramiento de los 6.000 cargos que faltan en los hospitales porteños y la jerarquización de nuestra profesión tan bastardeada por el sistema de salud”, dijo Isabel Quiroga, enfermera de la maternidad Sardá desde hace cuatro años. Su horario de trabajo es de lunes a viernes de 12 a 18, pero si pretende ganar un sueldo que arañe la canasta familiar, debe trabajar hasta doce horas diarias. “Mi básico es de 1.300 pesos y haciendo módulos redondeo unas dos lucas”, explicó Isabel a Crítica de la Argentina. Los módulos son un mecanismo diseñado para cubrir la demanda asistencial pagando horas extras al personal de enfermería, en vez de realizar nombramientos. “Acá se jubilaron un montón de compañeros, pero no se nombró a nadie para reemplazarlos”, detalló Quiroga. El déficit en la ciudad de Buenos Aires es alarmante: hay 6.000 cargos sin cubrir, según las estimaciones más optimistas. “Falta la mitad de las enfermeras que necesitamos. Es imposible brindar una buena atención a los pacientes”, aseguró Rubén Gasco, presidente del Centro de Estudios Legales y Derechos Humanos en Enfermería. Si bien a nivel oficial nadie niega el déficit, tampoco se adoptan las medidas necesarias para revertir una situación que pone en peligro la normal atención en los 33 hospitales porteños. La ciudad sólo cuenta con 7.000 enfermeros, la mitad de los cuales revisten la categoría de auxiliares. La profesión es regulada por la ley 289/99 que, entre otros aspectos, establece condiciones dignas de trabajo y un horario laboral que no debe exceder las seis horas al día. Sin embargo, en los hospitales públicos la norma “se viola sistemáticamente porque se trabaja a destajo y en situaciones infrahumanas que ponen en peligro la vida del personal y de los pacientes”, detalló Gasco.
Fuentes:
http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=4284
http://es.wikipedia.org/wiki/Florence_Nightingale

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